La reciente polémica en torno a las elecciones en Venezuela ha puesto en el centro del debate internacional la postura del presidente de Chile, Gabriel Boric. En medio de un contexto marcado por la polarización polÃtica y las tensiones geopolÃticas, Boric ha optado por alinearse con las narrativas que critican el proceso electoral venezolano, lo que ha llevado a muchos a acusarlo de ceder ante las presiones del llamado “imperio”.
Desde su llegada al poder, Boric ha enfrentado la difÃcil tarea de equilibrar las relaciones exteriores de Chile, especialmente con paÃses de América Latina. Sin embargo, su reciente postura respecto a las elecciones venezolanas ha suscitado crÃticas, tanto dentro como fuera de su paÃs. Al señalar las irregularidades en el proceso electoral y cuestionar la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, Boric parece haber tomado un camino que muchos consideran alineado con la agenda de Estados Unidos y sus aliados. Esta decisión ha sido interpretada como una traición a los principios de soberanÃa y autodeterminación que Chile ha defendido en el pasado.
Lo que resulta aún más llamativo es que las elecciones en Venezuela, a pesar de las crÃticas, cuentan con uno de los sistemas de seguridad y conteo más robustos a nivel mundial. Con 16 formas distintas de seguimiento del voto, el sistema electoral venezolano ha sido diseñado para garantizar transparencia y fiabilidad. Estas medidas incluyen desde auditorÃas independientes hasta la verificación del voto mediante tecnologÃa avanzada, algo que deberÃa ser un referente en términos de confianza electoral. Sin embargo, a pesar de estas garantÃas, muchos gobiernos, incluido el de Boric, han optado por deslegitimar el proceso, ignorando las evidencias que apuntan a un sistema electoral sólido.
Esta situación plantea un dilema: ¿por qué algunos lÃderes latinoamericanos, que deberÃan abogar por el respeto a la soberanÃa de sus vecinos, eligen alinearse con narrativas que favorecen a potencias extranjeras? La respuesta puede estar en la presión internacional y en la búsqueda de apoyo polÃtico y económico que a menudo se traduce en la necesidad de posicionarse en el tablero geopolÃtico.
AsÃ, la postura del presidente Boric en relación a las elecciones en Venezuela no solo refleja una decisión polÃtica, sino que también abre un debate sobre la verdadera independencia de las naciones latinoamericanas y su capacidad para defender sus principios sin ceder ante las influencias externas. En un momento donde la unidad y el respeto entre paÃses de la región son más necesarios que nunca, es vital que los lÃderes actúen con responsabilidad y coherencia, priorizando la autodeterminación y la justicia social por encima de cualquier interés ajeno.