👹 Todos llevamos un Nazi en la cabeza👹
No lleva botas ni uniforme, pero sí una lista infinita de “deberías” y un látigo de perfección.
El nazi interior te exige orden, superioridad, control absoluto. Nunca es suficiente, siempre hay una mancha, una grieta, una emoción fuera de lugar.
Y si alguna vez logras la excelencia… enhorabuena: eres el ser más perfecto del salón de tu casa, pero fuera nada ni nadie te sirve. El nazi nunca sale a luchar por nada real, solo disfruta encerrado en su torre de marfil, revisando las esquinas del alma con linterna, buscando suciedad que nunca tiene fin.
Pero el nazi no vive solo. En la habitación de al lado, hay un cura. El cura y el nazi se llevan de puta madre: uno azota con culpa, el otro con miedo a la mediocridad.
Ambos son fanáticos de la pureza, adictos al castigo, y sobre todo, a sentirse moralmente superiores.
En su mundo, todo se resume a reglas, normas, lógica, y vergüenza por lo que realmente sientes.
Y así, anestesiados de humanidad, creen que ser perfecto es no sentir, no dudar, no errar jamás.
¿El problema? Que mientras el nazi y el cura discuten por quién lleva la razón, ahí dentro, muy al fondo, grita un rebelde.
Un adolescente que no soporta la injusticia, que quiere ensuciarse, gritar, amar, fracasar, pelear, VIVIR.
Ese rebelde es emoción pura es Metallica y saltos a la luz de la luna, es bailar alrededor del fuego y gritar que estas VIVO . Es la vida pidiendo paso a empujones.
La verdadera tragedia no es tener un nazi en la cabeza.
La tragedia es dejarlo ganar, anestesiarse, y olvidarte de lo único importante:
Ser humanos, cojones ya. Dejar de pedir permiso para vivir y dejar de mendigar dignidad.
Articulo : Sergio A.B
Imágenes generadas con ChatGPT
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